Act. 15 - Tutoría y orientación

 

"La tutoría es una acción docente de orientación con la finalidad de participar en la formación integral del alumno potenciando su desarrollo académico y personal, así como su proyección social y profesional".

Así, el papel de la tutora ha de ser importante no solo cuando haya problemas sino en el desarrollo de cada uno de sus alumnos. Pero para ello, debe conocer de que base parte y, aunque pueda tener informes y calificaciones académicas incluso referencias de otras profesoras, lleva tiempo conocer a cada uno de los alumnos. Además, no todos los alumnos se muestran y abren con la misma facilidad por lo que será muy importante la habilidad observadora del tutor en aquellos casos de alumnos que se muestren más introvertidos o más tímidos en el contacto con la profesora. 

Una tutoría debe ser, en mi opinión, un momento cercano, de confianza, donde el alumno vea la utilidad del momento y se le muestre que el objetivo de esas tutoría es ver un progreso, analizar lo sucedido durante el curso y brindarle la oportunidad de pararse a reflexionar sobre sí mismo y a cuestionarse sus propias acciones, incluso según el alumno, sus propios pensamientos y si fueran capaces llegar a relacionarlos. La relación no tiene porque ser en el acto, de hecho, ni en el curso. Debemos tener siempre en mente como tutores que el aprendizaje es un proceso continuo y que cada alumno lleva su ritmo, por lo tanto, debemos ser capaces de adecuarnos a cada alumno y saber escuchar y comprender lo poco que nos lleguen a mostrar.

Con la información que obtengamos deberíamos ser capaces de empujarles a su propio desarrollo pero dejándoles ver que siempre hay variedad y opciones, que no hay un solo camino y encima éste es recto. Por supuesto que se puede tomar este camino, pero eso no quiere decir que los demás han de seguirlo también. Enseñarles en un momento privado la importancia del respeto, tanto a las demás personas como sus decisiones sobre todo en una etapa adolescente de cambios. Mostrarles también el apoyo que tienen si lo necesitan por parte del instituto y, aunque no lo necesiten saber que está ahí.

Algo que me parece muy importante es todo lo que podemos aprender nosotras, como tutoras, en momentos tan cercanos a los alumnos. Donde realmente hay tiempo para escuchar a uno solo, y comprender el por qué de las decisiones y actuaciones que toman, comprender mejor esa edad que sin duda hemos vivido, pero que no recordamos igual. Esto nos puede servir para agilizar en otros cursos el proceso de conocimiento de cada uno de los diferentes roles que hay en el aula y así, conseguir una mejor evolución conjunta de la clase. 

Para un mejor desarrollo del alumno, la unión entre familia y escuela debe ser importante y, cuanto menos, comunicativa. Saber si el alumno se comporta de la misma manera en el instituto y en casa, si tiene el mismo carácter y cómo afronta los problemas. Hacer saber a la familia cómo se muestra su hijo en el instituto o ayudarles a entender por qué no se desenvuelve en ciertos ambientes. Aquí entra en juego la sociedad en la que vivimos, donde a muchos padres les supone un gran suplicio asistir a las tutorías por lo que no están predispuestos a escuchar sore todo, cuando muchas veces han asistido y han salido con la sensación de que no les han dicho nada nuevo. El objetivo debe ser poner puntos en común que ayuden a conocer al adolescente mejor y que ayuden a desarrollarle.

De una manera más sencilla, la comunicación entre profesores y/o orientadores debe darse, con más o menos frecuencia en la medida de lo posible, pero se deben compartir opiniones de cómo se muestran los alumnos si observan algo destacable que le esté frenando al alumno o, por el contrario, si observan un potencial en él que debe ser conocido también por los padres.


Ser tutora nos debe motivar, por darnos la oportunidad de conocer mejor a esos alumnos, aprender de ellos y ayudarles de una forma más personalizada en su desarrollo.

Pienso en ser tutora y digo: ¡Qué importante es la psicología!. La experiencia todo lo da, pero hasta que esa llegue debemos procurar hacerlo lo mejor posible y no tener miedo en recurrir a la orientadora o educadora social a por consejos.

Escuchar es de sabios (y leer también).




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